12 de julio de 2012

Propósito de vida



En esta grandiosa universidad que resulta ser nuestra propia vida, pocos aspectos de la misma ejercen más influencia y otorgan mayor poder que el tener un propósito claro de vida. Y puesto que no nacemos con ese conocimiento, nos toca descubrirlo y adquirirlo utilizando nuestras capacidades y dirigiendo nuestras acciones en esa dirección, manifestando libremente todo lo que llevamos dentro y encontrando un significado a nuestra propia existencia. Y en ese apasionante viaje por la vida iremos así mismo descubriendo y desarrollando nuestras cualidades y valores, nuestras habilidades y destrezas, conociendo y comprendiendo, aceptando y asimilando, no sólo nuestra propia realidad, sino también realidades más amplias y globales.



Históricamente el ser humano ha dirigido su aprendizaje más hacia lo que podría llamarse el conocimiento externo, el bagaje cultural, que hacia el interno, nuestra propia esencia de seres humanos conectada directa e inseparablemente al propósito de vida. Cada individuo resulta ser único e irrepetible, por lo que dicho propósito estará igualmente ligado a lo que denominaríamos motivos existenciales y a la determinación en el plan de vida. En suma pues a su propia esencia de ser humano y no a lo que se desea ser, sino a lo que se es en realidad.

Descubrir qué se es y quién se esultará ser el camino correcto para descubrir el propósito de vida pudiendo incluso convertirse dicho proceso, por si mismo, en tal propósito. Y mientras no se

encuentre, la propia vida será entendida como una mera sucesión de acontecimientos, con grandes dosis de caos direccional, tendiendo a hacer siempre los mínimos esfuerzos posibles para existir, o más bien subsistir, con la menor cantidad de problemas posibles.

El propósito de vida puede ser interpretado pues como lo que marca la diferencia entre vivir plenamente o simplemente existir

Y una vez adquirido es necesario tener muy en cuenta que vivir de acuerdo a un propósito de vida supone además tener el convencimiento, la determinación y la perseverancia necesarios y suficientes, para hacer todo lo que sabemos que hemos venido a hacer en esta vida, lo que nos toca hacer, con nuestro firme
compromiso para hacerlo lo mejor posible. Amaremos lo que hagamos y eso se notará, lo que unido a ese compromiso con la excelencia nos proporcionará ese magnetismo especial que origina, entre otras cosas, el que los demás quieran relacionarse con nosotros.


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