La MOTIVACIÓN puede definirse como la capacidad del ser humano
para orientar su conducta hacia un determinado objetivo. De hecho, la mayor
parte de las conductas llevadas a cabo por los seres humanos incluyen algún
componente motivacional.
La motivación para el logro se manifiesta cuando las necesidades
básicas están satisfechas y los seres humanos orientan su conducta a la
superación personal, a conseguir determinados objetivos personales y a la
competencia en determinadas áreas. De este modo, se ha comprobado que las
personas con una elevada necesidad de alcanzar logros se caracterizan por su
tendencia a preferir aquellas tareas que les supongan retos moderados y a
perseverar en su consecución.
Para conseguir que los niños orienten su conducta a la
consecución de logros es necesario intervenir tanto desde el hogar familiar como
desde la escuela, fomentando y reforzando los logros independientes, en lugar de
controlarlos en exceso con recompensas y amenazas. Diversas investigaciones
realizadas al respecto han puesto de manifiesto que los hijos primogénitos son
los que tienden a mostrar una mayor motivación para el logro, ya que las pautas
educativas que reciben en sus hogares son diferentes a las que reciben el resto
de hermanos.
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