27 de enero de 2013

La ira

La ira o la rabia es una de las llamadas emociones primarias y por tanto universal, y emerge en los primeros momentos de la vida de los seres humanos.

Las otras emociones primarias son: la sorpresa, el asco, el miedo, la alegría y la tristeza.


Las emociones primarias son procesos directamente relacionados con la adaptación y la evolución, tienen un sustrato neural innato, universal, y un estado afectivo asociado único.

El resto de las emociones se denominan secundarias y son fruto de la socialización y del desarrollo de las capacidades cognitivas. Algunas de ellas son: culpa, vergüenza, orgullo, celos, empatía... A diferencia de las primarias, las emociones secundarias empiezan a surgir a partir de los 2 años y medio. En estas edades ya empezamos a observar que los niños comienzan a sonrojarse, a avergonzarse en público por haberse caído, intentan consolar a otro niño al que han pegado, etc...

 
Las emociones primarias cumplen una serie de funciones importantes entre las que destaca la función adaptativa. Esta función prepara al organismo para que ejecute eficazmente una conducta exigida por las condiciones ambientales.


Así la función adaptativa que cumple la Ira es fundamentalmente la autodefensa.

¿Y cómo nos ayuda la ira a defendernos?

  • Movilizando la energía necesaria para reaccionar, defendiéndonos y/o atacando, en los momentos en que nos sentimos en peligro.

  • Permitiéndonos eliminar obstáculos.

  • Intentando inhibir las reacciones indeseables de otras personas para evitar una situación de controntación. Hay que tener en cuenta que la ira no siempre tiene que concluir en agresión.


La ira se desencadena sobre todo cuando experimentamos situaciones frustrantes (como el que nos impidan obtener aquello que queremos) y también cuando estamos ante situaciones aversivas (las personas con dolor crónico a menudo manifiestan sentimientos de ira y hostilidad).

Si trasladamos esta emoción al ámbito infantil, podemos concluir sin lugar a dudas que uno de los problemas más comunes con el que se encuentran actualmente los niños está relacionado con su dificultad para controlar la ira.

Se especula con el hecho de que actualmente hay más niños con problemas de autocontrol que en ninguna otra época. Algunos estudiosos piensan que esto se debe a que tienen una deficiente educación emocional.

Sin embargo, es posible enseñar y aprender educación emocional. Con los niños este aprendizaje se puede hacer por medio de actividades lúdicas, lectura de cuentos, juegos y dinámicas grupales que les permiten adquirir y practicar las habilidades adecuadas para incrementar su CE (Coeficiente emocional).

Concretamente la ira es una emoción que debe expresarse de forma apropiada; no de forma impulsiva, ya que esto conlleva una falta de regulación emocional. Así, para que los niños puedan aprender a regular su ira, lo primero que deben saber es reconocer cuándo y en qué situaciones se enfadan, y aprender a proponer estrategias diferentes que les permitirán autoregular su comportamiento.

Son muchos los beneficios que puede aportar a nuestros niños el elevar su inteligencia emocional, entre otros, y tal como  dice Rafael Bisquerra desde el Observatorio de Salud de la Infancia y Adolescencia, Faros, puede: "contribuir a disminuir la ansiedad, el estrés, la indisciplina, los comportamientos de riesgo, los conflictos, etc..." Asimismo una buena inteligencia emocional propicia también la tolerancia a la frustración, resiliencia y, en último término, bienestar emocional.

¿Por qué es bueno que nuestros hijos sean felices?


Si educas y enseñas a tu hijo para que sea bueno y feliz, estarás ayudando a que mi hijo también sea bueno y feliz cuando se crucen en el camino. Y si mi hijo es feliz, él también contribuirá a que otros lo sean. Esta hermosa cadena no acaba aquí, porque cuando tu hijo y mi hijo sean adultos y tengan una profesión (maestro, tendero, médico, taxista, presidente del gobierno o cualquier otra) encontrarán a muchas otras personas en su camino a quienes transmitirán lo mejor de sí mismos. Sin duda, ello revertirá en un mundo mejor para todos. Merece la pena intentarlo, ¿verdad que sí?

Cómo conseguir que los niños disfruten plenamente de sus vidas: sus virtudes y sus fortalezas

24 de enero de 2013

Superdotación intelectual

La superdotación intelectual es el conjunto de capacidades intelectuales que permite a ciertas personas desarrollar actividades cognitivas con una eficacia y velocidad muy superiores a las del resto de individuos de la sociedad.

El superdotado es una persona que muestra una inteligencia general por encima de la media y reúne una serie de factores como la alta motivación o la creatividad, que le permiten manejar con eficacia la información recibida del exterior, comprender y relacionar ideas, aprender etc., de forma que su producción puede distinguirse fácilmente de la de los individuos no superdotados.

La dificultad estriba en matizar los criterios de clasificación de superdotados. Existen dos grandes tendencias. La primera, y más antigua, da prioridad al cociente intelectual (C. I.), estableciendo el límite en 130. Si el número de cociente intelectual de alguien supera el valor 130, esta persona se considera superdotada. Las posturas más recientes, empero, optan por una concepción multifactorial, de forma que se tendrán en cuenta también factores como la motivación en tareas de producción intelectual y la creatividad.

En cualquier caso, sí conviene distinguir la superdotación del talento. Un error bastante habitual es confundir a la persona talentosa con la superdotada. A grandes rasgos, podemos señalar que la talentosa será la que destaque en una destreza o aspecto cognitivo concreto, sin necesidad de presentar obligatoriamente una inteligencia superior a la media. La persona superdotada, si bien puede además tener especial habilidad en una materia, destaca en todos los aspectos cognitivos generales.

Aproximadamente, un 2% de la población es superdotada. Para saber con seguridad si una persona forma parte de ese dos por ciento o no, conviene que sea analizada por un especialista. El diagnóstico del profesional de la psicología es la única vía válida para obtener conclusiones rigurosas. Dentro del diagnóstico, cada caso es un mundo, pues existen tipos distintos de superdotación y grados de la misma. La medición de las capacidades intelectuales se realiza mediante pruebas a tal efecto. La forma que adoptan esas pruebas es la de los famosos test de inteligencia, etc. Además, para diagnosticar una superdotación, será necesaria cierta información adicional, como entrevistas personales, etc.
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Se suele hablar de rasgos de la personalidad en superdotados. Las siguientes “señas de identidad” recopiladas son resultado de la unanimidad en expertos y familiares, junto con mis propias vivencias :

- Las personas superdotadas aprenden a leer tempranamente y comprenden bien el lenguaje.

- Hablan con fluidez y manejan un léxico avanzado para su edad.

- Tienen, por lo general, una gran memoria.

- Leen rápido, mucho y con intensidad. Aprenden rápido.

- Poseen altos índices de motivación hacia el trabajo intelectual.

- Son altamente sensibles y cuentan con principios éticos sólidos.

- Se aburren con facilidad y pierden la atención rápidamente.

- Poseen gran capacidad de razonamiento.

- Tienden a ser individualistas.

- Son creativos y disfrutan dando soluciones a problemas.

- Trabajan con gran tesón, llegando al agotamiento.

- Presentan gran cantidad de energía. Son mentalmente muy activos.

- Suelen ser emocionalmente inestables y de fuerte personalidad.

- Coincide que son precoces y disfrutan de la compañía de adultos. No se sienten entendidos por personas de su edad (con especial intensidad durante la infancia y adolescencia).

- Y, por encima de todo, muestran una enorme sed de conocimiento desde los primeros años de vida. Ese afán por saber el máximo en cada momento no desaparece con la edad.

Síndrome de Asperger

Se trata de un trastorno que se manifiesta con la incapacidad para comunicarse convencionalmente, dificultades para asumir habilidades sociales de forma natural y, para comprender la conducta social de los demás.
En el lenguaje de las personas con S.A. están presentes una serie de alteraciones como el uso excesivamente formal, rebuscado o pedante, a veces con tono monocorde o habla robotizada, incluso ecolalias (repeticiones). Las personas con este síndrome necesidad de tenerlo todo estructurado en su cabeza para poderlo comprender. Generalmente tienen intereses peculiares, son torpes, no juegan en grupo y no se les dan bien los deportes.
Técnicamente el Síndrome de Asperger es un Trastorno del Espectro Autista (TEA) que afecta aproximadamente a 4 de cada 1000 niños nacidos vivos, que pueden desarrollar una vida normal con buen pronóstico de futuro, sobre todo si trabajan sus dificultades personales. A diferencia de las personas con autismo de alto funcionamiento (AAF) las que tienen Asperger sí adquieren lenguaje y sí tienen capacidades cognitivas normales, a veces, incluso, poseen altas capacidades y un cociente intelectual superior a la media.

El conjunto de síntomas más importantes del S. A. son:

1. Deficiencias sociales: los niños carecen de recursos para interpretar las señales sociales y el lenguaje no verbal por lo que su lenguaje pragmático falla. Esto significa que les cuesta interpretar emociones, no reconocen signos del intercambio de la toma de turno, no saben cuándo pueden hablar y cuándo no, ni sobre qué temas es apropiado hacerlo según el contexto. Los gestos, el rostro y las expresiones corporales de los demás no les dicen nada. Solo interpretan el lenguaje verbal (las palabras). Por tanto, aunque su semántica sea rica (normalmente incluso mucho mejor que la de sus iguales) y su sintaxis correcta fallan estrepitosamente en la pragmática. Eso hace que su comportamiento sea “anormal”. A veces tienen explosiones de carácter porque es su única forma de expresar frustración o ansiedad. No saben expresar sus sentimientos y su forma de decodificar es diferente, lo que hace que su comportamiento también lo sea.

2. Son completamente literales. Entienden el lenguaje verbal sin poder interpretar su componente prevaricador. No comprenden bromas, sobreentendidos, lenguaje metafórico, chistes, etc. Su literalidad les convierte en foco de bromas habitualmente por lo que es muy común encontrar niños con SA que padecen acoso escolar y/o son rechazados por sus compañeros de colegio debido a sus “rarezas”. No comprenden conceptos abstractos y son incapaces de intuir lo que otros piensan o cómo se sienten los demás. Si le explicas a un niño con asperger cómo te sientes recibirás de su parte mucho apoyo, solidaridad y generosidad. Si esperas que lo sepa por sí mismo no obtendrás ninguna reacción por su parte.

3. Tienen focos de interés absorbentes. Se interesan por cuestiones que a otras personas les podrían parecer irrelevantes y llegan a convertir esos temas en verdaderas pasiones con intereses exclusivos. Habitualmente se apasionan por el espacio, los dinosaurios, algunos medios de transporte, el cálculo, etc., focalizando todo su interés en el aprendizaje de tantos datos como caigan en sus manos o en actividades de colección sobre esas áreas. Adquieren conocimientos muy concretos hasta llegar a ser verdaderos expertos y, a la vez, ignoran aquellos otros temas que no les interesan en absoluto (esto puede desembocar en fracaso escolar). Consiguiendo que sus intereses particulares formen parte de su aprendizaje pueden llegar a realizar estudios superiores con éxito. Si, además, consiguen estudiar una carrera sobre alguno de esos temas suelen destacar curricularmente. De ahí que muchos asperger hayan obtenido el Premio Nobel de la ciencia o que destaquen en áreas disciplinares concretas.

4. Establecen rituales muy estrictos: necesitan rutinas. Si sus costumbres, sus horarios o sus actividades varían experimentan ansiedad. Pequeños cambios que aparentemente no tienen importancia a ellos les alteran muchísimo. Necesitan saber en todo momento qué día de la semana es, qué actividades tienen previsto hacer en ese día, etc. Eso hace necesaria la anticipación de los cambios: si por cualquier causa se van a alterar sus rutinas conviene explicárselo con antelación para no provocarles ansiedad.

5. Presentan una psicomotrocididad dañada: son torpes y patosos. De ahí que los juegos en grupo y los deportes se les den mal. Eso agrava el problema de socialización porque sus compañeros de juegos les rechazan en sus equipos e, incluso, llegan a prohibirles la participación.


Por lo demás… son niños con sus capacidades cognitivas intactas. No solo son inteligentes sino que suelen presentar un cociente sobre promedio. No hay ningún rasgo físico que les diferencie de los otros niños y pasan desapercibidos aunque se les suele clasificar como “raritos” o “excéntricos”. Tienen una memoria excepcional por lo que suelen aprender muchísimos datos (especialmente sobre sus temas de interés). Su memoria es sobre todo visual-espacial así que recuerdan pequeños detalles que los demás no recordamos. Las personas con Síndrome de Asperger necesitan adquirir habilidades sociales, requieren apoyo terapéutico/psicológico, etc. por lo que es importante ponerles en manos de profesionales tan pronto como sean diagnosticados. Si además padecen rechazo social o acoso escolar su autoestima se resiente de forma que suelen sufrir ansiedad además de los síntomas que desarrollan por padecer el trastorno y de la co-morbilidad del síndrome (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, superdotación intelectual, depresión, etc.). Sus rasgos especiales suelen hacerse patentes a partir de los 3 años de edad aunque algunos de estos niños presentan comportamientos “especiales” casi desde su nacimiento (presentan esa misma hiperactividad y déficit de atención en alguna época, su comportamiento es excesivamente infantil, aprenden a leer solos, no miran a los ojos al hablar, tienen rabietas que para los demás son incomprensibles y desmesuradas, etc.). Lo habitual es que el diagnóstico se realice en torno a los 5 años de edad aunque también es frecuente que antes hayan obtenido diagnósticos erróneos como TOC (Trastorno obsesivo compulsivo), depresión, paranoia, etc.

Habilidades Sociales en casos de Transtorno Generalizado del Desarrollo


Los niños con TGD padecen un déficit en habilidades mentalistas, lo que repercute

en la capacidad para entender las creencias y deseos de los demás, siendo por

tanto incapaces de predecir las acciones y conductas de los otros, en definitiva

presentan un importante déficit en la conducta social.


 
La teoría de la mente nos proporciona un mecanismo para comprender el

comportamiento social, si a una persona le faltara la teoría de la mente, es decir, si

una persona estuviera ciega ante la existencia de estados mentales, el mundo

social le parecería caótico, confuso y por tanto, pudiera ser que incluso le infundiera

miedo. En el peor de los casos esto podría llevarles a apartarse del mundo social

completamente y lo menos que podría suceder es que les llevara a realizar escasos

intentos de interacción con las personas, tratándoles como si no tuvieran "mentes"

y por tanto comportándose con ellas de forma similar a como lo hacen con los

objetos inanimados.

Se ha dicho que una teoría de la mente es también esencial para una comunicación

normal, tanto verbal como no verbal. Comprendemos el significado que hay detrás

de las expresiones o gestos y el habla de la otra persona, mediante la referencia a

sus intenciones y creencias.

La planificación de todo aquello que se vaya a trabajar con el niño debe seguir una


secuenciación clara, que se muestra a continuación.

Identificación de gestos y pictogramas y relación con su emoción: Debemos

enseñar al niño a reconocer diferentes estados emocionales básicos (alegría,

tristeza, enfado y susto). Para ello es conveniente tener un amplio repertorio de

imágenes que representen estos estados. Con estas imágenes se realizarán

clasificaciones, ofreciéndole imágenes de distintas personas en el mismo y en

distintos estados, para que escoja las que representan la misma emoción. Después,

se llevarán a cabo tareas comprensivas: “Coge triste, dame enfadado” y de

denominación: “¿Cómo está esta persona? y el niño deberá decir la palabra”

Por último, cuando el niño relacione cada pictograma y fotografía con su emoción y

sea capaz de gesticularla, podemos realizar con él un álbum de emociones que le

sirva para recordarlas, favoreciendo con ello la generalización de comprensión de

emociones a otros entornos.

Comprensión de la relación entre situación y emoción: El siguiente paso será

trabajar el que el niño sea capaz de identificar qué estados emocionales se

producen en diversas situaciones (anticipar la emoción que se producirá), así como

ser capaz de explicar la relación causal entre situación y emoción. Las actividades a

realizar son principalmente de análisis de imágenes o la realización de

representaciones con miniaturas. Generaremos situaciones y realizaremos

preguntas sobre ellas.
 

Comprensión de la relación entre creencia y emoción: Éste es el paso de mayor

complejidad en el trabajo de las habilidades socio-emocionales ya que implica

resolver y analizar situaciones basadas en los estados mentales de otras personas.

Para poder abordarlas, es necesario que los niños conozcan términos mentales

(pensar, creer, imaginar…), ser capaces de emplear bocadillos y nubes de

pensamientos y tener ciertas habilidades de Teoría de la Mente que les permita

diferenciar las creencias de otros de las propias. Para desarrollar este paso

trabajaremos actividades con viñetas y miniaturas.

Además podemos utilizar otros recursos más prácticos para el niño, como cajas de

caramelos o galletas donde introduzcamos otro objeto inesperado.

Junto con el niño introduciremos el objeto inesperado en la caja de galletas, e

iremos a otro familiar a preguntarle, ¿qué crees que hay aquí?, la persona que esté

interactuando con nosotros dirá que hay galletas porque no ha visto cómo hemos

introducido otro objeto en la caja de galletas, lo cual nos llevará a la enseñanza

“ver lleva a conocer, la otra persona no lo sabe porque no lo ha visto”.

 
A parte de trabajar el desarrollo de conducta emocional, y de empatía con los otros,

los niños con TEA requieren también de una planificación y organización de su

conducta social. Como hemos dicho, este tipo de niños funcionan muy bien dentro

de actividades con importante carga rutinaria, pero las relaciones sociales suelen

darse en situaciones poco estructuradas, como fiestas: navidades, cumpleaños,

salidas con la familia y amigos, etc. Los niños con TGD suelen presentar

importantes dificultades en estas actividades, por lo que es importante

planificárselas y explicárselas con cierta antelación. Esta planificación y análisis

previo de las situaciones se pueden llevar a cabo con dos elementos claves: las


historias sociales y los guiones sociales.




Mejorando la autoestima

La familia es el lugar principal de socialización, de educación y de aceptación de uno mismo. Es el lugar en el que una persona es querida por lo que es y se le acepta como es. La valoración de la imagen que el niño va haciendo de si mismos depende de la forma en que va percibiendo que cumple con las expectativas de sus padres, en cuanto a la consecución de metas y conductas que esperan de él.
 



El lenguaje y la comunicación son muy importantes a la hora de fomentar la autoestima en los niños. Los actos de autoestima, alta o baja, suponen pensamientos y frases, así como juicios, comparaciones, ideas y criterios, todo ello capacidades que un niño de corta edad tiene limitadas. La autoestima que un niño pequeño tiene depende en gran medida de lo que oye, le dicen y de esos mensajes repetitivos que recibe, y que más tarde se los dice a sí mismo.
 

“La repetición de mensajes acaba por hacer propia una valoración”

Una baja autoestima conlleva problemas en la estructura mental del alumno, en su atención y concentración, lo que termina influyendo notablemente en su rendimiento.

Una buena autoestima:

Constituye el eje central de nuestra personalidad


Nos ayuda a superar dificultades personales y a afrontar los problemas


Nos hace más responsables


Aumenta la creatividad


Determina la autonomía personal


Posibilita una relación social saludable.


Algunos de los puntos en que puedes trabajar para fomentar la autoestima de los niños en casa son:

  • Ofrece a los niños oportunidades para que tengan éxito
  • Fomentar la socialización
  • Trasmite a los niños el valor de compartir
  • Enseña a disfrutar de las pequeñas cosas
  • No compares con otros niños
  • Si se equivoca, no le critiques
  • Permite que se equivoquen o cometan errores
  • Juega con los niños
  • Ayuda a que puedan ponerse metas realistas
  • Guía a tus hijos a aprender nuevas tareas
  • Confía en los niños
  • Infunde hábitos saludables a tus hijos
  • Busca razones para elogiar a tus hijos
  • Inculca a tus hijos la idea del esfuerzo
  • No presiones a los niños para que tengan éxito
  • Escucha con atención los planteamientos de su hijo
  • Enseña a tus hijos a valorar a las demás personas
  • Muestra hábitos y costumbres positivas
  • No eduques a niños que se sientan culpables
PAUTAS PARA CORREGIR:


BIEN :


Describir la conducta incorrecta con un lenguaje no valorativo. Ej: Me has interrumpido cuatro veces.


Dar una razón para el cambio. Ej: Si me interrumpes no puedo seguir contando el cuento


Reconocer los sentimientos, criterios o motivos del niño. Ej: Entiendo que quieras hacer preguntas.


Expresar una formulación clara de lo que se espera de él.



QUÉ EVITAR:


Usar un lenguaje destructivo. Ej: Eres un desastre


Emplear la hipergeneralización. Ej: Lo haces todo mal


Retirar la palabra y/o el afecto, Ej. “Ahora no te quiero, mira lo que has hecho..”


Utilizar amenazas. Ej: ahora veras lo que es bueno, te vas a enterar..


 
Frases positivas


MOTIVACIÓN POSITIVA ACTITUD MOVIDA

(frases dichas por los padres a sus hijos) (en los hijos)


Has sido capaz de hacerlo - Soy capaz


Muy bien. Yo sé que lo harás - Soy capaz


No dudo de tu buena intención - Soy bueno


Estoy muy orgulloso de ti Satisfacción


Sabes que te quiero mucho - Amor


Yo sé que eres bueno - Soy bueno


Te felicito por lo que has hecho - Alegría, ganas de mejorar


Qué sorpresa más buena me has dado - Alegría


Tú te mereces lo mejor - Satisfacción


No esperaba menos de ti - Confía en mí


Puedes llegar a donde tú quieras - Puedo hacerlo


Seguro que las próximas notas son mejores - Estudiar más