No aprendemos mediante la lógica, aprendemos mediante las
emociones, según que experiencias pasemos, como las afrontemos y
superemos determinará nuestras creencias, quienes somos y que
queremos hacer. Hacemos multitud de malabarismos para justificar
nuestros actos basados en nuestras emociones.
Durante muchos años se ha creído que las personas no cambian, que
son estáticas. Yo, desde el primer momento que nací supe que
siempre se podía cambiar y si ahora mismo buscas en Google
encontrarás miles de noticias acerca de cómo los genes y el cerebro
cambian a lo largo de la vida. ¿Y sabes que los cambia? Tus vivencias,
tus emociones.
Un niño criado en un ambiente de maltrato, si tuviera un clon y este
hubiera sido criado en un ambiente de amor sería un niño totalmente
diferente.
El primero reflejaría cierta timidez e inseguridad durante toda su vida
y el otro probablemente sería más decidido, valiente y mucho menos
tímido. Ambos son la misma persona pero han vivido situaciones
diferentes y sentido emociones diferentes, no obstante eso no quita
que el niño maltratado no pueda forzarse el sentir buenas emociones
y el asociar la sociabilidad a emociones positivas.
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